Así pasa a diario con la autopublicación.
Un día me llegó un pequeño sobre a casa. Lo abrí y de pronto, el contenido se me cayó de las manos debido a la inmensa emoción que sentí. Un ejemplar de mis primeros poemas publicado con una mínima calidad, sin corrección, pero con un ISBN y Depósito Legal. ¡Listo! Ya he publicado mis poemas, tengo un libro, SOY ESCRITORA.
Hace muchos años, tantos que me parecen llegados de otras vidas, tuve un maravilloso maestro, una persona que trabajó conmigo para demostrarme que escribir sin amar el oficio, sin saber lo que duele, a toda prisa y sin importarnos que lo que vamos a difundir sea feo (sí , ¡feo!) puede hacer que más adelante te avergüences.
No tardé muchos meses después en recordar la voz de mi maestro:
Algún día esconderás este libro. Sentirás vergüenza por haberlo publicado. Pero ahí lo tienes.
Son muchos los autores que en su día quedaron avergonzados de su primera obra publicada.
Sin calidad, sin corrección, si respeto por el oficio. No basta con tener un don.
Y así fue: tengo escondidos aún ejemplares de mis Palabras Rotas. Los tengo mucho cariño porque para mí, escribir y que me publicaran ese libro por sorpresa fue una gran lección, un enorme regalo. De los pocos recuerdos materiales que me quedan de mi querido maestro ya fallecido: Ricardo Llopesa. Allá donde estés: GRACIAS.
Seguro que muchos habéis comprando un libro en Amazon y no habéis sido capaces de leerlo. Yo sí, muchos. Todos cometemos errores, yo misma seguro que me he dejado por aquí alguno, pero es que más que errores es un caos de palabras, de pensamientos lanzados al azar, de guerras con las tildes, peleas con las V o las B. Pero aun así, el 90% de los autores (porque la palabra Escritor es un nombre al que respeto) piensan que por haber volcado frases nacidas del subconsciente ya son no solo escritores, sino también correctores.
Muchos dicen no corregir sus obras por ahorrase el gran coste que conlleva una corrección.
En las editoriales de autopublicación no corrigen tu obra si no lo solicitas. Algunas dicen que la corrección es gratuita por cerrar con ellos el contrato de edición. Como mucho pasarán un programa de corrección que puede incluso destrozar aún más tus frases. A ese editor que, seguramente ni será escritor, le dará igual que tu obra no tenga la calidad, y claridad, suficiente para tus futuros lectores, que no serán muchos si tu primer libro les ha decepcionado.
La mayor inversión que puedes hacer es revisar tu obra con un profesional acreditado. Que esa es otra…
Como veis, no dejo de insistir en lo complicado que es este oficio, lo maravilloso que puede llegar a ser cuando te dejas la piel y consigues tu propósito.
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Coaching literario: destripando los secretos del oficio de escribir