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El escritor y la inteligencia artificial

Vivimos en un mundo robotizado. La tecnología avanza a unos pasos tan dispares que cuesta conocerla y estudiarla a fondo. Cierto que nos ayuda a organizar nuestro trabajo y rentabiliza nuestros horarios, pero ¿dónde queda el ser humano? Hoy en día se han perdido muchos puestos de trabajo porque unas máquinas están sustituyendo a las personas. 

Quiero hablaros de cómo ello afecta en el sector de la escritura y la edición. 

¿Dónde quedaron los lapiceros?

Los grandes libros se escriben a mano. La conexión del autor con la página en blanco, el tacto del bolígrafo, el lápiz o la pluma en conexión directa con nuestro cerebro. La toma de ideas, el secuestro de frases que nos llegan al azar y que así como se nos dictan, desaparecen. La máquina de escribir, el tacto del teclado. Sí, era complicado revisar un borrador escrito a mano, porque se trataba de reescribir y reescribir cada vez que hacíamos un cambio o corregíamos una errata. Pero es que se trata de eso, de reescribir, de pulir, de tirar, de avanzar, de analizar, de perfeccionar. 

El ordenador es una gran herramienta para los escritores. Aún así, tomar notas a mano  nos conecta más con nuestro hemisferio cerebral derecho, incluso nos aporta bienestar emocional. Pasar esas notas al ordenador, por supuesto. Corregir en el ordenador, desde luego, pero dejar que una obra nos la revise un robot, ¡ay!, desastre. 

Lo más curioso es que hoy en día estos robots también escriben libros. ¿No resulta aterrador? Pregúntale a Siri, a Google, a Alexa, ¿crees que esas inteligencias artificiales, que no reales, pueden escribir libros? Si hablamos de escribir, cualquiera puede. Si hablamos de creación, de creatividad, de calidad, de tocar al lector el corazón mientras está leyendo un libro, o incluso de sacudirle la mente… pues no, yo no creo ni quiero leer un libro escrito, corregido o dictado por una máquina insensible.

¿Dónde están los editores?

Es preocupante saber que hoy en día cualquiera puede montar una editorial, escribir, maquetar, diseñar y conectar con sus autores. Las máquinas trabajan y los autores se ven desamparados y agotados de recibir mensajes robotizados o de hablar con una máquina. 

¿No es fabuloso llamar a un teléfono y que te responda una persona?

Marca 1 si quieres…

Marca 2 si quieres…

Y así quince minutos para, si tienes suerte, recibir el saludo de una máquina descerebrada.

¿Quién lee tu manuscrito cuando lo envías a una editorial? Para empezar, no estás enviando un manuscrito si es que no está «escrito a mano», para continuar, si tienes suerte, un robot revisará tu obra. 

Escribir es un arte, editar un oficio

Desde El Desván de las Letras queremos ser humanos y trabajar con personas. Es por eso que nuestra gestora y editorial no cuenta con un amplio catálogo, pero sí con muchos autores que empezaron a trabajar con nosotros hace más de veinte años y que nos consideran, y a quienes consideramos, amigos. 

Publicamos poco porque leemos mucho.

Nuestros cursos se personalizan y nuestros alumnos hablan con personas que no solo les aportan herramientas, sino que además les motiva y les impulsa para que escriban sus obras, revisen y publiquen con la calidad necesaria para no defraudar a los futuros lectores.