Para publicar un libro, guste o no guste, hay que pagar. Sí, sí, pagar por publicar un libro. Así ha sido siempre. Dejemos las historias para los maravillosos momentos de creatividad.

Todos los escritores, todos, han tenido que pagar por publicar un libro.

Los grandes, los pequeños, los noveles, los consagrados. Se hace camino al andar. A no ser que te toque el boleto en la lotería del sector, sí, vas a tener que pagar por publicar un libro.

Ahora bien…

Muchas editoriales aprovechan que el autor desconoce cómo funciona el sector editorial y le meten patatas podridas en el presupuesto de edición. Esto es:

• No existe el distribuidor físico
• Tu libro no estará, de momento, en los estantes de las librerías
• La editorial te asignará un número, pues olvidará tu nombre
• Las presentaciones te las haces tú
• Las liquidaciones, ay, el control de las ventas, tendrás que adivinarlas
• Cobrarás cuando…, cuando… No se sabe cuándo.

Y todo esto me fastidia, y mucho, como editora que soy desde hace más de veinte años, porque luego los insultos me caen a mí, que hago como psicóloga de cuantos han sufrido el engaño tras pagar por publicar un libro.

Me he propuesto por ello no colaborar con ninguna editorial. Hasta estando dentro he sido mancillada. Señores, no he tenido que pagar por publicar un libro, hasta ahora, con mi propio sello editorial, y ojalá lo hubiera hecho.

Tengo varios libros publicados que no puedo promocionar porque no controlo mis ventas. He pedido la retirada, que nunca llegará. No me voy a casar con nadie que no me prometa fidelidad.

Tras veinte años dirigiendo la gestora literaria, he empezado a publicar. Plazos cortos, seriedad, señores, atención personalizada, asesoría, control de ventas para el autor a través de plataforma editorial. Puesta a la venta, bajo demanda, nada de libros por todas las librerías. Por cierto, ¿sabías que los libros que dejas para el «distribuidor fantasma» no se imprimen hasta que pides la devolución.

Me dispongo a contarte los secretos y mentiras de la autoedición disfrazada.

Voy a darte la mano, no te sentirás un número más en un catálogo más amplio que digno porque para mí, como escritora, un libro es una criatura a la que se le debe el respeto y el cuidado oportunos.

¿Sabías que muchas editoriales de autoedición no tienen en su plantilla ni a un solo escritor?

A lo mejor por eso no saben lo que duele el abandono cuando se ha de pagar por publicar un libro que luego queda en el olvido.

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